lunes, 5 de octubre de 2009

El gran Palermo

Sin duda personaje único del fútbol. Rústico como ninguno, pero goleador. Si alguién lo hubiese visto de chico jugar sus palabras conformarían terrible frase como: "este pibe está bien para el basquet o el waterpolo, pero no para el fútbol". Gran error hubiese sido no tener en las canchas del fútbol a la torre del barrio de la Boca.
Tiene ese don de hacer cosas imposibles, digo, físicamente imposibles, como meter un penal con las dos piernas, o como su último desafío a las leyes de gravedad: meter un cabezaso de sabe dios que distancia y encima con comba. También hace cosas moralmente imposibles de soportar por cualquier alma humana, como por ejemplo después de errar dos penales ir y patear un tercero para también errarlo.
Yo soy de los que dicen que dentro de Martín Palermo hay un jugador agil, flexible y gambeteador, pero camuflado por su gran humildad. Pero hay dias que no puede evitarlo, y debes en cuando, un poco de esa magia se le escapa de su pies y mete uno de esos goles que uno termina preguntandose: "le salió de pedo o tuvo la intención de hacerlo".
Insisto, tiene la intención, pero también tiene más orto que cabeza.


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